Los voluntarios son personas que dedican su tiempo a ayudar a su comunidad sin obtener a cambio ningún tipo de recompensa económica.
Su labor es imprescindible en los equipos de trabajo de las asociaciones y, en muchos casos, no se reconoce su valor, ni se aprovechan al máximo sus capacidades.
Están altamente motivados y concienciados con una causa. Si las entidades aprovechasen este potencial con un programa de captación y retención de voluntariado, todos saldrían beneficiados.
Las entidades aprovecharían al máximo los conocimientos y capacidades de los voluntarios.
Éstos, por su parte, estarían más motivados y su aportación a la comunidad sería mayor.
Para poder gestionar un programa de voluntariado es importante conocer qué impulsa a las personas a trabajar como voluntarias.
Al igual que existen distintos tipos de voluntariado, también hay diversas clases de voluntario.
Cada uno tiene sus propias razones, pero nosotros hemos definido cinco categorías de voluntarios en función de su estilo de vida y sus motivaciones.
- El activista: Lucha contra las injusticias y cuestiona cosas que normalmente se dan por sentadas.
- El héroe de tu comunidad: Es un gran defensor de los valores familiares, la lealtad y el trabajo duro. A menudo, valora más su labor como voluntario que su “trabajo”.
- El fiel: Los valores que defiende provienen de su religión, de ahí que vea su voluntariado como un acto guiado por un poder superior.
- El campeón: Busca ser exitoso en la vida. Dentro de su labor como voluntario es una persona activa en la que los demás miembros de la comunidad depositan una gran confianza.
- El bondadoso: Sus valores se centran en ayudar a los demás. El voluntariado es desinteresado y está conectado conscientemente con la bondad.
¡Todos quieren hacer del mundo un lugar mejor!