La Fundación Deloitte, en colaboración con la Asociacion Española de Fundraising y Fundación Lealtad ha elaborado un estudio «Impacto COVID-19 en las entidades no lucrativas» del que se extrae el papel de las asociaciones durante la pandemia y su respuesta a los retos provocados por la crisis.
El estudio ha sido realizado a partir de la información proporcionada por 170 entidades no lucrativas que trabajan, principalmente, a nivel local y autonómico.
Las mayor parte de las asociaciones que forman el Tercer Sector trabajan con presupuestos por debajo del millón de euros.
La llegada de la crisis sanitaria ha tenido impacto en el desarrollo de gestión y ha provocado que un 70% de las organizaciones registren una disminución de los ingresos que recibían de empresas y particulares.
Por otro lado, el número de voluntarios se ha visto reducido en un 47% debido al confinamiento.
Sin embargo, se destaca que ha aumentado el número de personas a las que prestan servicio en un 31%.
El COVID-19 también ha impactado en las medidas de empleo y en la modalidad de trabajo de las entidades.
Un 52% de las mismas ha optado por el ERTE como medida principal para reducir los efectos de la pandemia.
Dado que el grado de desarrollo digital de las entidades no lucrativas es practicamente nulo, ha sorprendido que el 75% de ellas haya podido adaptarse al teletrabajo.
En definitiva el impacto COVID-19 ha sido tal que, las asociaciones se encuentran en un periodo de cambio necesario para adaptarse a la «nueva normalidad».
La incertidumbre ha llevado a un 34% de las organizaciones a repensar su estrategia y las principales actividades centrándose principalmente en:
- La seguridad de los trabajadores y de los usuarios
- Marketing / Fundraising
- Innovación / Estrategia
- Nuevas tecnologías / Digitalización
Finalmente, en el estudio se resalta la necesidad del apoyo por parte de las administraciones públicas y el sector empresarial.
De las administraciones públicas, las entidades solicitan mantener e incrementar las ayudas y subvenciones, felixibilidad y disminución de la burocracia para adaptarse a la nueva situación surgida tras la pandemia.
Del sector empresarial, reclaman un incremento de las políticas de responsabilidad social corporativa e inversión social. Haciendo principal hincapié en la brecha digital.